domingo, 24 de julio de 2011

Y a ti ¿qué te hace Feliz?

“Si lo amas, demuéstraselo cada que te sea posible”.
“Si él no te ama, no importa, tu ámalo lo suficiente, déjalo libre y, que vaya con quien ÉL sea muy feliz”.
 “¿Ves aquellos mezquites? ¿Ves esas biznagas? También tienen historias de fantasía… Los antiguos mexicanos decían que era sobre las ramas desgreñadas de estos árboles y sobre las espinas de la biznaga donde, a veces, aparecía la Diosa Madre del Desierto, de esta tierra yerma y áspera; la Diosa se llamaba Iztapapálotl. ¿Sabes qué quiere decir Iztapapálotl? Quiere decir “Mariposa de Obsidiana”; seguramente ellos veían así a la Diosa, en forma de Mariposa Negra y Brillante.
Entonces, Nico sonrió, imaginando a la Diosa con las alas extendidas, negras, resplandecientes, sobre el cojín de espinas de una biznaga.
Todo tiene alguna dulzura -añadió Xóchitl-. Con las biznagas se hace dulce, mermelada”.
Fragmento tomado del libro: “El Maravilloso Viaje de Nico Huehuetl a través de México” de Anna Muriá.
Las zonas áridas se identifican por ser lugares de clima seco, donde llueve muy poco durante el año. Aún así, existen matorrales y pastizales que crecen en estos lugares. Es región natural  que se caracteriza por sus extremos, durante el día hace mucho calor y, por la noche un frío intenso. Aún así hay vida en él.
Situaciones personales vividas durante nuestra estancia como humanos aquí en la tierra, pudieran de repente hacernos tener un “Clima seco o Zona Árida” en nuestro interior, repercutiendo en carácter, forma de sentir y sobre todo, comportamiento hacia los demás.
Personajes extremistas o hasta histéricos, son resultado de una “Zona Árida” en su interior.
Aún así, deberemos “dejar” que la Naturaleza y el Universo, nos planten esa “Bella Vegetación” para volver a resurgir en sentimientos de amor. Lo cual no solo nos hará más placentera la existencia, sino la de todos los que estén alrededor nuestro.
Bien lo ilustró Margarita Pierinni:
“Despabílate hombre – le decía el payaso a su amigo – que entre tus ojos que de por sí son rasgados, y lo dormidos que los traes, te estás perdiendo de ver la ciudad.
-¡Mira cuántos coches! ¡Y la gente! ¿A dónde irán con tanta prisa? ¡Y esas caras tan serias!. Todos parecen enojados-.
-Es que no me han visto, porque si no, se pondrían muy contentos con un payaso tan gracioso como yo-”.
Fragmento tomado del Libro “El País de Había una Vez” de M Pierinni.
Tan ensimismados estamos con nuestra rutina diaria, que no volteamos a ver al cielo, más que cuando llueve y para soltar una que otra maldición.
¿Y si volteáramos cuando está despejado y permite a un sol brillante iluminar las construcciones que el hombre ha hecho, llámese Edificios, Monumentos, Arquitectura Colonial, o los árboles, las flores y los pájaros que nos encontramos a nuestro paso?... porque todo eso es bello y halaga nuestro sentido de la vista.
Si, muchas veces el “Desierto” interno, no permite nos percatemos de todas las cosas sencillas que nos hacen disfrutar nuestra vida ahorita mismo. El Paraíso está aquí y ahora, en la tierra.
Porque la mayoría de las cosas que nos “hacen” ese paraíso son gratis, como el aire, el sol, la tierra, la arena, el mar, la naturaleza en sí, incluso la lluvia.
Así como de las biznagas, se puede extraer algo tan dulce, como para crear una deliciosa mermelada que deleite a nuestro paladar, así del corazón de una persona a la cual, las circunstancias vividas no le han favorecido en cuestiones de amor… se le puede extraer “dulzura”, traducida en “amor”, y  mientras más se le “conserve”, o se le “almibare” con atenciones, detallitos, cariño, respeto, admiración, cuidado, mimos etc., más rápido restablecerá su “Desierto”, para convertirlo en un hermoso, habitable, frondoso y extenso “Bosque”.
“Tocarlo” a través de pensamientos y frases que solo ÉL te puede inspirar.
“Amarlo” a través de muestras de cariño, aun que no se las puedas dar en propia mano, ni en tiempo, ni en forma.
“Atenderlo” a través de la generosa entrega de tu tiempo… eso señores (as), hará una transformación excelente, hacia un crecimiento en todos los sentidos del ser que ames.
Si por obligaciones laborales o de cualquier otra índole, no te es posible estar a su lado y, una vez que hayas logrado obtenga un “clima templado” propicio para un “Bosque”, pídele por favor que tenga la “Paciencia” del mismo para comprenderte y esperarte a que estés junto a él o ella.
Porque del “Bosque” debemos “aprender de esa paciencia obstinada”, incansable, persistente como la vida misma que mantiene inmóvil durante horas a la araña en su tela, a la serpiente en el suelo, al puma en su emboscada.
Esa paciencia que es propia de las fieras que cazan su alimento. O la paciencia que mantiene al perro ovejero cerca del rebaño, demorándolo en su marcha.
Tu déjate querer, no solo por una persona, sino principalmente por Dios y el Universo, que te tienen grandes señales y sorpresas preparadas para ti, para tu prosperidad en todos los sentidos, para que halles abundancia aquí y ahora, en el amor, en la salud, en el trabajo, en el dinero.
Mientras más positivo seas, mejores vibraciones mandarás al Universo, para que éste te recompense de vuelta.
Luchemos entonces, por aquello que nos ilumina el rostro con una gran sonrisa y, nos hace disfrutar plenamente nuestra existencia aquí y ahora en la Tierra, para que seamos inmensamente felices… aunque sea por momentos… pero que sean los más :D .
“Porque el corazón es la tierra más fértil, y así como en la vida real, de una diminuta semilla de mostaza, puede crecer un enorme arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas, encontrando refugio y un lugar de paz para su hogar y crías… así podrá ser el corazón de “Mi Amor Bonito”, un remanso de paz, un lugar para hogar… no estoy sola, tengo a mis Ángeles Protectores… pero principalmente tengo a Dios”.
Y a ti ¿qué te hace feliz?.

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